La imagen de la Concepción en la Carrera del Darro se ilumina con la majestuosidad de la Alhambra como telón de fondo. En este escenario de gran belleza, la Virgen avanza, rodeada por la luz que irradia el imponente palacio nazarí, creando un contraste entre la espiritualidad de la procesión y la grandeza histórica de Granada. Es un momento único donde lo divino y lo terrenal se entrelazan, invitando a contemplar la trascendencia de la fe en medio de la belleza de la ciudad.